Despierto con el ardor de sus muslos
en la soledad de mis músculos.
Cuánta memoria somos capaces de hilvanar
cuando las cosas que nos duelen ya no nos duelen.
Y duele que no duela lo que amamos, lo que se va
quedando en paz en la mente ocupada en olvidar.
sábado, 23 de mayo de 2009
CUADERNO INMÓVIL
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1 comentario:
wow! isven este poema esta bien chido que barbaro!!! me gusto mucho... saludos pronto nos vemos, elo.
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