lunes, 24 de diciembre de 2007

Habla Scardanelli

Cómo nombrarte,Diótima,sin vino en la mar alta.
Se resecan los vocablos innobles,
se agrieta la faringe bajo esta
sobriedad de hachazos,
no soportan tus lóbulos carnosos
mis huecas oraciones
caídas del fermento.
Qué soledad más triste la del sobrio.
De la luz amarilla se desprende un tropel
de gnomos enyesados.
Abro la boca para que mis gritos
se adornen con vómitos o maldiciones
y las encías supuran
una dulce canción por la embriaguez perdida.
Cómo nombrarte,Diótima,si no soy el abogado
amanecido en el centro de tu calma.
(De Habla Scardanelli)

Francisco Hernández.

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