domingo, 12 de agosto de 2007

45.5

Nunca me he sentido tan bien desde que cargo un arma, lista, a mi alcance, siempre. Siento que la fuerza ha regresado a mi vida, y la vida de los demás depende absolutamente de mi, de mis dedos, de mi paciencia de relámpago, de mis dedos relámpago.
Estas tardes, estas noches, todo me pertenece en los paseos tranquilos.
Ayer, un taxista insolente me gritó a su antojo en respuesta a mi pregunta de precios por distancia, para cuando llegó al final de sus palabras, yo lo miraba con mi frío cíclope metálico; su vida, cosa de nada, no tiene para mi la más mínima importancia, tan es así que no lo mato pero estrello mi cacha de plata en su cráneo de niño nonato. No puede evitar las lágrimas, y cegado por su sangre me pierde de vista, pero yo ya le doy la espalda. Me guardo la risa para más tarde-hoy por ejemplo.

domingo, 5 de agosto de 2007

***

Estoy arrinconado en mi cuerpo de piedra
cantera
rocetón
de río seco que da pena

arrinconado en el piso de tierra de mi pecho talismán de buena fortuna
pokar de ases y corazón del jubilete
yo

viernes, 3 de agosto de 2007

ESTÉTICA UNISEX

Hoy descubrí 3 cosas mientras me cortaba el pelo y miraba mis ojeras en el espejo bien iluminado.
1ra. Mi "estilista" de años atrás tiene el trasero de una secundariana levanta pasiones;por lo tanto debe tomar hormonas, o se hizo la jarocha, porque no se le ve, o no tiene pito.Fue un hecho extraño darme cuenta de eso, porque es reservado (ganó en un concurso de gays de la región el premio s SRA.ELEGANCIA)y católico.
2da.Estaba él chismeando con una secundariana de verdad.Hablaban de fajes clandestinos que afectaban a la secundariana, los cuales eran obviamente falsos.Lo que me llevó a pensar lo siguiente debido a ese gran proverbio por todos conocido "pueblo chico infierno grande": en un pueblo son necesarios los chismes, le dan vida, hacen que las pasiones se liberen, y sobre todo son la principal actividad de las personas.Qué otra cosa se puede hacer en un pueblo que se repite.
3ra.No sé cómo es que sigo yendo con ese peluquero de mala muerte, pues parece que sólo ha aprendido a hacer un corte de pelo: siempre me lo degrafila, y odio los degrafilados.Pero no confio en nadie más cuando se trata de pasarme la tijera por mi cabellos de caballo.