lunes, 1 de marzo de 2010

Una habitación iluminada

Me despiertan las cortinas de mi casa
y no abrazo la costumbre de leer en las mañanas
un poco de lo que ha pasado mientras no estoy consciente
o escribir de lo que se sabe como una primer certeza

tan real como estar despierto en la seguridad
de que me rodea lo que me pertenece

cuánta felicidad el primer instinto
hacer la vida en un pestañeo:
mí casa, unos amigos, mi mujer, la vida,
y todas las otras cosas.