lunes, 10 de agosto de 2009

Esque...esque...

somos muy jóvenes, no hemos leído demasiado, no hemos vivido demasiado, no hemos tenido tiempo suficiente para pensar bien las cosas, y aún así hemos muerto tantas veces para decir que somos muy jóvenes; que esta situación nos cansa pero estamos dispuestos a seguir siendo jóvenes aunque en eso se nos vaya la vida.
Algunos amigos repiten, muertos de miedo, que hay que vestirse adecuadamente para asistir a trabajar, que pronto se nos acabarán las paredes que salvaguardan nuestra integridad en este país: la meta de todo es estar vivos, repiten a cada instante.
Entonces, qué importa quién llame a mi casa algunos días. Tengo dónde dormir, algunos objetos de valor, la suficiente sensatez para no hablar con ellos, los objetos de la compañia familiar. Es que somos muy jóvenes y entonces se nos ocurre imaginar que mañana seguiremos vivis; tenemos dónde dormir, tenemos algunos objetos, pero no tenemos con quién gastar los días tranquilos. Los amigos siempre están preocupados por el resto de los amigos que se preocupan por llegar bien vestidos al trabajo de tiempo completo.
Ya no puedo hablar con ellos, están tan cansados de sus compañeros de trabajo, me confuden con ellos; me callan la boca con certezas que, estoy seguro, siempre les repiten.

1 comentario:

Emiliano Álvarez dijo...

isven! qué guso encontrar tu blog. Y qué buen texto.

Un abrazote de amigo.