lunes, 1 de marzo de 2010

Una habitación iluminada

Me despiertan las cortinas de mi casa
y no abrazo la costumbre de leer en las mañanas
un poco de lo que ha pasado mientras no estoy consciente
o escribir de lo que se sabe como una primer certeza

tan real como estar despierto en la seguridad
de que me rodea lo que me pertenece

cuánta felicidad el primer instinto
hacer la vida en un pestañeo:
mí casa, unos amigos, mi mujer, la vida,
y todas las otras cosas.

4 comentarios:

Grace dijo...

Esta genial todo pero me quedo personalmente con esta parte:

"de hacer la vida en un pestañeo y pasar revista a lo verdadero:
mí casa, unos amigos, mi mujer, la vida, y todas las otras cosas."

Anónimo dijo...

todos ustedes son malísimos, no sé qué carajo esperan para entender que son mediocres y que no tienen ni puta idea de lo que es la poesía, y suponiendo que sea imposible saberlo, ni siquiera se acercan (ese reyes rojas quizás se salva un poco, tú y tu otro amigo simplemente deberían escribir informes de contaduría)

Anónimo dijo...

Yo lo que vi fue la procesión interminable de los egos grandotes y los poemas chiquitos: la vanidosa exposición de lo crudamente mediocre en una ceremonia de orgullos olímpicos. Lo que vi fue a poetas más interesados en el espacio, los ojos y las bocas del recital que en los textos escritos o compuestos.

Diana dijo...

Isven,

Me gusta la forma tan natural en que escribes. No es de extranar cuando vives en un lugar tan hermoso como Xalapa. Quiza hayas aprendido que a veces la literatura no necesita mas que salir autenticamente del sentimiento para que tenga calidad.
D