domingo, 1 de noviembre de 2009

Cedros

Visito muy poco a la madre de mi padre, y cuando lo hago permanezco en su casa menos de treinta minutos porque nunca tenemos de qué hablar, nos quedamos callados mirando sus árboles viejos, árboles que están allí desde que ella recuerda haber llegado a vivir a ese lugar, incluso más viejos que la cocina vieja que sigue resistiendo las lluvias y los vientos a mitad de año. La mayoría de los árboles que están allí son cedros, pero también hay ceibas y brasiles; una colmena olvidada, una letrina abandonada, un lavadero de piedra, todo menos el arroyo son más jóvenes que los árboles en ese lugar. Mi padre dice que este diciembre cortarán los cedros, había olvidado que tienen más de sesenta años habitando ese lugar que es fresco en el verano, que es humedo todo el año. Sin los cedros no sería nada la casa de mi abuela.

2 comentarios:

Ometeotl Hernández dijo...

Hace algunas vacaciones, no recuerdo exactamente cuáles, mi papá nos llevó a la milpa a cortar cedros, no quería que se cortaran, mucho menos con una motosierra, no entendía el porqué cortar esos árboles que el abuelo había sembrado cuando mi papá tenía aproximadamente unos cuatro años -eso le dijo el abuelo a la abuela- más de cincuenta después años ahí estábamos luchando contra esos cedros que se resistían a los afilados dientes de metal. Después de tres días de trabajo todo el cuerpo me dolía y por alguna razón me sentía bien, entendí que los árboles que el abuelo había sembrado cuando su primer hijo era pequeño, tiempo después esa madera de cedro servirá para el día en el que los abuelos quieran finalmente descansar.

Anónimo dijo...

no!q no los corten =(
yo conocí esos arboles y deben d haber muchos recuerdos,los recuerdos son lo mas importante q tenemos.